- Por supuesto que sí. -Y detrás del gesto de preocupación familiar, Jargo dejo escapar una sonrisa apesadumbrada. ¿Cómo era la primera frase de Anna Karenina? Bast le había dado a Jargo una copia del libro una semana antes de matarlo. La frase era una soberana tontería que decía algo sobre que cada familia infeliz lo era a su propia manera. Los Jargo y los Casher, pensaba, eran realmente únicos en su miseria.
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