domingo, 8 de septiembre de 2013
INTROSPECCIÓN A LA LOCURA (Joyce, el escritor)
"El sujeto psicótico, en este caso, encuentra la estabilización mediante una transformación del lenguaje, y, a menudo, observamos que en la esquizofrenia se crean dichos sistemas. Lacan estaba especialmente interesado en Joyce en este contexto, y sostenía que el escritor había encontrado una solución a la forclusión a través de su trabajo, haciéndose un nombre, ya que su padre no había conseguido transmitirle uno. Desgraciadamente, la mayoría de los comentarios lacanianos sobre Joyce se limitan a repetir banalidades y evocar los mismos ejemplos aburridos. El estudio de Geneviêve Morel es una de las excepciones, y examina detenidamente la experiencia de Joyce con el lenguaje. Muestra cómo a Joyce se le imponía el lenguaje, y que contaba con pocas barreras para defenderse de la dimensión invasiva de las palabras. Repetía conversaciones entre su padre y su tío sin ni siquiera saber lo que significaban las palabras y, en 1931, escuchó la voz de su padre después de que hubiera muerto. Sus 'epifanías' también giran en torno a fragmentos de lenguaje, como si extractos de conversaciones que escuchaba tuvieran una cualidad enigmática que tenía que poner por escrito. En lugar de evitar esta dimensión del lenguaje, la estrategia de Joyce fue enfatizarla: se convirtió a sí mismo en receptor de todos los discursos que escuchaba, sin aislarse para escribir sino haciéndolo a menudo en la cocina, rodeado de mujeres que charlaban. Se abrió a la intrusión del lenguaje, creando sus libros a partir de lo que se le imponía.
Aunque estos trabajos le dieron un nombre, como señaló Lacan, quizá también tuvieron otra función. Es sabido que Joyce comentó que sus libros mantendrían a los estudiantes ocupados durante cientos de años. Podemos considerar este comentario como una forma de promocionar su nombre: Joyce, el escritor, pero, por supuesto, también le permitió una inflexión de la función del receptor que hemos mencionado. Más que ser el objeto del discurso él mismo, podía transmitirlo, a través de sus obras, a la comunidad de lectores que las estudiaban. En cierto sentido, les había pasado un enigma, aunque no en su forma original. Había llevado a cabo un trabajo no sólo en el lenguaje, sino en la función del receptor incluida en el mismo.
Si bien una obra como 'Finnegans Wake' puede desconcertar y fascinar a los lectores, a menudo observamos cómo las creaciones esquizofrénicas del lenguaje surten un efecto similar. En este caso la prueba consiste en construir un metalenguaje, un lenguaje dentro del lenguaje, que puede adoptar la forma de un lenguaje sobre otro lenguaje. Hay una lógica potente en estos proyectos, puesto que si la persona padece de la omnipresencia del lenguaje, de su presencia invasiva y sin mediación, ¿qué mejor estrategia que construir una defensa del mismo material que lo ataca? En ocasiones, estas invenciones cambian el mundo, como vemos que ocurre con los lenguajes informáticos y otros sistemas matemáticos y formales, así como con determinadas invenciones en el campo de la literatura y la poesía."
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